Son tiempos de recogidas de setas, pero hay que tener especial cuidado de no confundir las comestibles de las que son venenosas, por ello , a continuación os muestro las setas venenosas mas comunes:
Amanita
phalloides.
La
cicuta verde, como se la conoce vulgarmente, es la responsable de la mayor
parte de los casos de intoxicación por hongos en nuestro país. Su veneno es tan
potente que puede provocar la muerte tras la ingesta de un solo ejemplar.
La
reina de la especie de las 'Amanitas' crece durante toda la estación micológica
(septiembre a febrero), en todo tipo de bosques y a lo largo y ancho de toda la
península, desde la costa hasta la montaña.
El
veneno de la 'Amanita phalloides' ataca a las células del sistema nervioso
central, hígado o músculos destruyéndolas, y sus efectos aparecen entre seis y
12 horas después de su ingesta. Los síntomas más frecuentes son náuseas y
vómitos, diarrea sanguinolenta, cólicos... Cuando aparecen, algunos órganos han
sufrido ya daños importantes, por lo que es esencial acudir al hospital lo
antes posible.
Amanita
muscaria.
La
matamoscas tiene la virtud de paralizar a los insectos que entran en contacto
con ella, de ahí su apodo. Es una seta llamativa, en la que, según la
literatura fantástica, viven los gnomos, que puede confundirse fácilmente con
otras, como la oronja.
Igual
que la phalloides, la Amanita muscaria crece en entornos muy variados, en
todas las cotas y asociada a las raíces de los árboles, normalmente, hayas,
pinos negros o abedules. Aparece a finales de verano y principios de otoño en
toda España.
Su
veneno tiene un efecto principalmente neurotóxico de consecuencias graves
aunque no necesariamente mortales. Además, es tóxica para el intestino y el
hígado, y tiene propiedades alucinógenas. Los síntomas que provoca son
gastrointestinales (vómitos, cólicos, etc.) y se manifiestan unas dos horas
después de su ingesta.
Boletus
satanas.
Este
hongo de grandes dimensiones es menos peligroso de lo que anuncia su nombre. La
seta de Satanás no es, como se creía antiguamente, letal, pero sí provoca
cierta toxicidad.
Suele
crecer en los claros de los bosques junto a las raíces de encinas, hayas y
robles. Es poco común pero suele crecer siempre en las mismas zonas,
principalmente en la zona de media altura de las montañas o en las partes más
altas de la tierra baja.
Su
veneno resulta especialmente tóxico cuando se consume cruda, e indigesto una
vez cocinada. Produce trastornos gastrointestinales con vómitos y diarreas, que
se manifiestan poco después de su consumo.
Lactarius
torminosus.
Es
el níscalo falso por el estrecho parecido que guardan ambas especies. Es común
en las comarcas de montaña, sobre todo en la Cerdaña, el Ripollès y la
Garrotxa.
Ocupa
la parte más baja de la escala de peligrosidad ya que su toxicidad se limita a
provocar pequeños trastornos gastrointestinales. Los síntomas aparecen poco
después de su consumo (entre 15 minutos y tres horas). Crece desde verano hasta
otoño siempre cerca de los abedules.
Forman
parte de este género la 'Cortinarius orellanus', la 'Cortinarius
speciosissimus' o la 'Cortinarius cinnamomeus' (en la imagen). Son poco comunes
y crecen en bosques de árboles de hoja caduca o en pinares y son difíciles de
confundir con especies comestibles.
Generalmente
no son setas comestibles. La mayoría son de mal sabor o indigestas. Algunas de
estas setas son muy tóxicas, en especial el 'C. orellanus', frecuentemente
mortal. Sus síntomas se manifiestan días después de su consumo, incluso
semanas. Provocan cansancio, sed intensa y sequedad de boca, pérdida de
apetito, dolor de cabeza y alteraciones renales y hepáticas.
Russula
emética.
Se
encuentra en bosques y zonas húmedas y musgosas. Está muy extendida por nuestro
país y morfológicamente es muy variada. Dentro de la familia de las 'Russulas',
existen otras setas tóxicas, aparte de la emetica.
Provocan
trastornos leves a nivel gastroentérico en un periodo breve, de media hora a
dos horas, tras su consumo. Es tóxica sólo en grandes cantidades y un único
ejemplar, cocinado con otras especies, es inocuo.
Lo
más importante es no consumir una seta que no haya sido previamente
identificada y de la que, por tanto, se desconoce su seguridad. En caso de
intoxicación, en cuanto aparecen los primeros síntomas, es necesario acudir
inmediatamente a un hospital, a ser posible con un ejemplar del hongo ingerido
o los restos que se hayan podido recuperar, para facilitar el diagnóstico.
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