Está
comprobado que el gato es un animal intuitivo y sensible a las corrientes
energéticas. Quizá por eso, a lo largo de la historia, se ha venerado y
relacionado con religiones o creencias esotéricas. De hecho en Egipto,
considerado como la cuna de este animal, creían que su mirada buscaba la verdad
y veía más allá de la muerte. Como la superstición señala al gato negro con el
sambenito de la mala suerte, este color ha estado demonizado durante décadas.
Hay
varias características del gato negro que le han relacionado con agentes
supersticiosos. Son todas muy simples y por supuesto su fundamento es
refutable. Para empezar el negro siempre ha sido un color emparentado a la
oscuridad y a la magia y además el gato es un animal al que le gusta la
oscuridad o, por lo menos, se desenvuelve bien en ella. Ese color, además,
resalta el color de sus ojos, unos ojos que, como en todos los gatos, poseen
una mirada impactante y que por la noche tienen cierto efecto espectral.
En
el año 600 los gnósticos predicaron tanto la palabra de Jesús como la de Buda y
fueron acusados de contactar con el demonio a través de un gato negro. Esa es
la primera referencia cristiana de la relación del gato negro con el mal que se
mantuvo hasta el siglo XVIII.
Desde
la baja Edad Media algunas epidemias y pestes, como la Peste Negra de mediados
del siglo XIV en Europa fueron causadas, según el cristianismo, por el gato. En
Europa y América del Norte en los siglos XVI y XVII, durante la caza de brujas,
fue un animal vilipendiado. Por ejemplo, los granjeros vascos decían que las
brujas se aparecían transformadas en gato negro. Otros directamente los
emparentaban como familia, y según ellos, a través de el gato los herejes se
comunicaban con el demonio. Por eso todo aquel que tenía un gato era perseguido
y torturado hasta la muerte.
En
Inglaterra el gato negro es símbolo de buen augurio, ya que significaba que el
mal pasaba por tu lado sin afectarte, pero esa misma razón era esgrimida en
otras zonas del mundo para argumentar que la mala suerte había pasado por tu
lado. Como se puede ver, toda superstición puede verse de una u otra forma
según convenga.
Es
sabido que el gato es protagonista de muchas historias y fábulas y ha sido
representado en infinidad de obras de arte. Además el color que reina en esas
representaciones es, en muchas ocasiones, el negro.
Una
leyenda sefardí cuenta que Lilith, la primera mujer de Adán, se convirtió en
vampiro adoptando la forma de un gato negro. El gato del popular cuento
británico Dick Wittington ayuda a su amo, mediante su inteligencia y la magia,
a tener éxito. El popular escritor de terror Edgar Allan Poe tituló uno de sus
cuentos como El gato negro, donde el animal denuncia a su amo como el asesino
de su esposa. Pero no solo hay referencias literarias, también se ha
representado en la pintura como en cuadros de El Bosco, en los carteles del
popular café Le Chat Noir de París, en los modernos dibujos animados con El
Gato Félix como estandarte, en fiestas populares como Halloween, en el cine -
un ejemplo sería Gato negro, gato blanco de Kusturika- o en la publicidad.
Perdiendo, con el paso de los años, ese halo de misterio y negatividad.
Actualmente
se puede encontrar magníficos ejemplares de gatos negros de variedades como el
Angora, el Bombay, el Ruso o el Maine Coon que demuestran que todas esas
creencias son supersticiones. Su comportamiento será tan normal como el del
gato más blanco y, excepto para los insectos y los ratones, igual que el resto
de sus congéneres, será totalmente inofensivo.
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Ver también: El Gato, un animal mágico
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