Antiguamente el hombre utilizó
para alumbrarse palos y teas de madera con resina. La invención de las velas
como tal se debe a los etruscos, que recibían en nombre de "cereus",
"cereus fanalis" y "cebaceus". Todos estos nombres
designaban a velas o cirios de cera, sebo o pez con mecha de fibras vegetales
como papiro, junco o estopa.
En Roma se utilizaban hachas de
cera en los santuarios paganos que especialmente eran ofrecidas en los
saturnales. También las lámparas que figuraban entre las insignias de los
prefectos del pretorio en el siglo IV eran antorchas de cera puestas sobre
candelabros.
Pero la vela o el cirio empieza a
tener no sólo una utilidad práctica para iluminar durante la noche, sino
también un sentido místico, mágico y religioso. En pinturas de primitivas
catacumbas aparecen cirios sobre los altares, especialmente en los de los
mártires, tal vez copiando costumbres paganas como los saturnales.
La vela ha tenido un importante
protagonismo en la magia, antiguamente este instrumento de iluminación era
buscado ansiosamente, hasta el punto de que en los siglos XVII y XVIII se
realizaban importantes subastas de velas.
En "La Historia pintoresca
de los brujos", publicada en París en el año 1846, encontramos un grabado
verdaderamente revelador de la antigua magia con velas. El grabado representa
al mago inglés John Dee, astrólogo de la reina Isabel, alquimista, matemático y
geógrafo. En este grabado John Dee se encuentra en compañía de su amigo Kelly
quién evocaba, según la leyenda, a todos los muertos ilustres que quería. Esta
evocación se efectuaba a través de un conjuro, y para ello, según muestra el
grabado, se dibujaba un doble círculo en el suelo, escribiendo nombres y cifras
mágicas entre los dos círculos, y otros gráficos de protección en el interior,
donde se situaban Dee y Kelly.
La vela no es de por sí un
elemento mágico. Por supuesto en su composición podemos encontrar ciertos
aspectos materiales que tal vez han sido tratados. Pero lo que hace de una vela
un artículo verdaderamente mágico es el ritual. El maestro confeccionador de
velas sabe a qué hora, en qué día y de qué forma precisa debe elaborar sus
velas. Por lo general, se recurre a tinturas y esencias naturales y poseerá
muchas más virtudes, posiblemente mágicas, cuanto más cera y menos parafina
contenga la vela.
El otro componente mágico de la
vela es el color. Las blancas servirá para casi todo, las negras absorberán la
energía y las rojas potenciarán la sexualidad. Las azules serán ideales para
temas mentales o reflexivos, las marrones se utilizarán para asuntos laborales,
las amarillas para encontrar claridad de ideas y sentimientos. Las velas verdes
serán ideales para la salud física y las moradas para la psíquica.
Lo ideal es que la vela se
encienda o con una cerilla de madera, que es un elemento natural, o con otra
vela encendida con anterioridad. La vela debe encenderse siempre con la mano
dominante en la persona, ya sea zurda o diestra, mientras que lo recomendable
para encender una vela con otra es usar ambas manos. El apagado o extinción de
la vida de la vela, es también un aspecto muy importante en la magia de velas.
Por norma general la vela se deja consumir hasta el final, hasta que ella misma
se apaga. Sin embargo, cuando se desea alterar ese proceso y el apagado es
voluntario, el mejor sistema es apagar la llama utilizando los dedos. De esta
forma, toda la energía que hemos proyectado a la vela, no se perderá en un
soplido al aire. También se puede utilizar un apaga velas, pero recomendamos
utilizar los dedos, ya que es el método más personal.
3 comentarios:
Exelente , Las velas también nos hablan, cuando las encendemos con algún propósito.Me encantan.
Cuando enciendo alguna vez una vela con algun proposito no se porque pero se me concede..
Un besote
Efectivamente chicas, las velas son un elemento esencial y muy importante como veis, gracias por vuestros comentarios....
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