Sin duda es un elemento
imprescindible para cualquier persona que realice con cierta regularidad
trabajos mágicos. Se trata de un objeto de precio muy asequible, nada difícil
de encontrar y de una potencia tremenda, además de ser un multifunciones de
primer orden, tiene la ventaja de no desprender olores que puedan resultar
desagradables, no mancha, se limpia fácilmente… ¿se puede pedir algo más?
Se usa sobre todo para limpieza y
protección. Puede utilizarse tanto sal de roca como sal marina, ambas son
benéficas puesto que, se dice, la primera atrae las bendiciones de los
elementales de la tierra y la segunda las de los del mar. En la antigüedad era
un bien preciado y, en muchas ocasiones, se utilizaba como moneda de cambio
cuando se comerciaba mediante el trueque. Por eso tenía un valor añadido que
hacía de la sal un elemento mágico casi reverenciado.
En su momento dedicaré una entrada
a la sal como elemento alquímico y simbólico. Como adelanto, puedo decir que es
un elemento femenino que se suele contraponer al azufre, que es masculino. Hoy
solamente quiero apuntar varios usos muy prácticos y sencillos de la sal.
Algunos son muy conocidos puesto que pertenecen al acervo popular, pero otros
no tienen un uso tan extendido y, creo yo, merece la pena que se conozcan.
Está muy extendida la
superstición de echar una pizca de sal sobre el hombro izquierdo cuando ésta se
ha derramado accidentalmente un salero, es una forma de alejar a demonios y
malos espíritus. Desde muy antiguo, era costumbre arrojar un buen puñado de sal
al fuego cuando entraba en la casa alguien sospechoso de practicar la brujería
(negra, se entiende). Una práctica que se solía hacer para estos casos era
esparcir sal por el sitio en el que había estado la persona sospechosa y
después se recogía, arrojándola al fuego, de tal manera se evitaba que volviera
a visitar la casa.
Otra práctica muy antigua para
cuando se reciben visitas no deseadas era la de la sal y la escoba. Con
cualquier excusa, se abandonaba la habitación donde estaba la persona que no se
quería que volviera a la casa, preferentemente en la cocina, se arrojaba un
puñado de sal al suelo y sobre ella se colocaba la escoba apoyada por el palo,
es decir, con la parte con la que se barre, hacia arriba, después se atendía el
tiempo que fuese necesario al la incómoda visita; una vez que esta se había
ido, se barría con la escoba la sal, mientras se recitaba una frase en la que
se expresaba claramente el deseo de que esa persona no volviera a entrar nunca
más en esa casa. Se trata de la llamada Magia simpática, de la misma forma que
barres de tu cocina la sal, “barres” a esa persona de tu vida.
Cuando se realizan rituales
elaborados de protección y de limpieza de energías negativas, en los que se
utilizan varios elementos como velas, inciensos, etc., realizar un círculo
protector con sal que rodee todos los utensilios mágicos, nos asegura la
protección durante el ritual de los mismos. Cuando se realizan círculos mágicos
que rodean solamente el altar o bien el altar y oficiante, es conveniente
reforzar el perímetro con sal; hay gente que traza el círculo solo con sal y
hay gente que lo hace con tiza, yo aconsejaría, a los que utilizan
exclusivamente la tiza que también usen la sal, puesto que es un seguro contra
cualquier entidad o energía negativa que pueda sentirse atraída por el trabajo.
No olvidemos que cuando se realiza cualquier ritual, por sencillo que este sea,
a no ser que se haga de forma mecánica y no sentida, lo normal es que se abran
canales que algunas energías no deseables pueden intentar traspasar, un círculo
de sal perfectamente cerrado evitará que estas se acerquen.
La sal es un estupendo protector
del hogar. Se utiliza para no permitir que nada malo entre en una casa,
especialmente entidades no visibles. Para ello basta con espolvorear la sal en
puertas y ventanas, creando de este modo una barrera infranqueable para todo lo
negativo. Para los enfermos que tienen que permanecer varios días en reposo, se
aconseja poner un plato con sal debajo de su cama, cada mañana la sal se
renovará, arrojando lejos de la casa la vieja, puesto que la idea es que la sal
va absorbiendo la energía negativa que ha enfermado a la persona, así que hay
que lanzarla lejos, o mejor, enterrarla, para deshacerse de ella. De nuevo
Magia simpática, si alejamos la sal que ha absorbido la enfermedad, estamos
simbólicamente expresando que alejamos también el mal de nosotros. Cuando se
sospechaba que alguien estaba intentando hacer mal de ojo, una protección era
bañar en agua con sal las plantas de los pies y las palmas de la mano tres
veces, después se bebían tres sorbos del agua salada y por último se echaba al
fuego lo que quedaba de dicha agua.
En muchos pueblos se practicaban,
y aún se siguen practicando, sencillos rituales para limpiar de malas
influencias la casa, el corral, el establo, el pajar, etc. Simplemente se
precisa agua bendecida y sal. Las formas de realizar estos rituales varían un
tanto, pero la idea es la misma. Una variante sería arrojar un puñado de sal en
todas las entradas que tenga el recinto, acto seguido se rociarán con el agua
bendita, esto se acompañará de alguna sencilla oración, rezada con verdadera
convicción, para potenciar el efecto. Otra variante sería arrojar la sal y el
agua bendita en los cuatro puntos cardinales del lugar a limpiar, pero en esta
ocasión, por dentro. Hay una modalidad que se cree más antigua aún y sería
modelar una pasta con la sal y el agua bendita, para sellar con ella las
puertas y ventanas del lugar.
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