Para entenderlos, hay que
sumergirse en otra época y adentrarse en la brujería y la Inquisición.
Entre los vecinos se ha cernido
desde tiempos inmemoriables la leyenda de brujas en Pozán y, la de una vieja
curandera, inmortalizada al ser condenada a muerte. Parece ser que esta mujer
llamada Dominica la Coja, conocía los secretos de muchos remedios para aliviar
dolencias: reumas, lombrices, asma, sarna, cuartanas, corrimientos de
vientre... Recogía de caminos y montes plantas y flores para preparar a quien
se lo solicitara.
Fue acusada de bruja y de ser
causante de todas las desgracias del pueblo, de hacer brebajes y cocimientos de
veneno de sapos, culebras, lagartos, caracoles... de volar en faxuelos de
sarmientos..., de pactar con el diablo, llevar a otras brujas a las Eras de
Tolosa después de untarse las axilas...
Se le hizo un juicio civil y,
tras torturarla y confesar numerosos delitos, el proceso pasó a manos de la
Inquisición, a la Aljafería de Zaragoza. Por el juicio, una procesión de
testigos, la acusaron bajo juramento de los más siniestros cargos, como la de
matar a niños o a las caballerías; y también de los más pintorescos, como
agriar el vino de las bodegas o tomar al diablo como señor y tener en su cuerpo
sus huellas.
Tras un doloroso proceso, vieja y
casi moribunda, fue ajusticiada en la horca por bruja en el año 1.535.
Estos hechos, que sucedieron hace
más de cuatro siglos, están magníficamente reflejados en el libro
La autora, Carmen Espada Giner,
describe la fatídica vida de esta mujer y de forma amena, combina la narración
novelada con fuentes históricas, respetando las transcripción íntegra del
juicio contra Dominica Ferrer, apodada Dominica la Coja.
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