“Aquel
que este en facultad de acceder a la legendaria biblioteca de Tanatheos, si
sabe buscar, posiblemente tendrá acceso a información fiel y escrupulosa
referente a las más prolíficas y fascinantes entre las ninfas, tendrá acceso a
aquel relato que se extinguió de la oralidad y que aquí presento de manera
breve, considerando las complicaciones en la traducción e interpretación que
supone un texto escrito en dialecto milenario.
Dice
el relato que allá, sobre el inicio de las eras, Ahcap sucumbió ante el temor,
apartada de toda relación con sus hermanos y lo que estos hacían, había
permanecido abstraída en la labor que tanto gozo le ocasionaba, ella adornaba y
acicalaba a Gea su madre, pues sobre su superficie ella esparcía la vida, vida
armoniosa y equilibrada, vida verde. Fue entonces que ellos, los variados hijos
de sus hermanos, aquellos particulares seres dotados de consciencia comenzaron
a interactuar de extrañas maneras con la creación de Ahcap, con sus bosques,
sus hábitats… ellos explotaban, usaban mas de lo que necesitaban, despreciaban
inclementes a sus criaturas, presumiendo superioridad, aquellos hijos
irreflexivos extraviaban la apacible armonía, y por ello Ahcap temió.
La
nobleza de la naturaleza amenazada habría de ser protegida, y por ello del seno
de los más frondosos bosques surgirían las Driadas, Ahcap la diosa contemplo
una agrupación de recios e imponentes robles, e inundándolos de su fecunda
esencia hizo surgir al pie de sus bases a aquellas que eran sus hijas,
encomendándoles la tarea de resguardar los bosques y la armonía natural.”
La
expansión poblacional de las Driadas probablemente sea la mas limitada y lenta
entre todas las razas arquetípicas de Aranna, y esto se debe a que la
existencia de cada una de las individuos esta ligada a la de un árbol mágico, a
una clase de roble única en el mundo, que pese a su considerable versatilidad
rara vez ha sobrepasado los limites de los Bosques de Zonas Templadas. Una vez
el árbol de origen mágico inicia su ciclo de vida habrán de transcurrir entre
50 y 60 años que es cuando finalmente florece, momento en el cual canaliza la
magia natural de Ahcap y en medio de uno de los espectáculos mas vistosos y
sublimes de la naturaleza, da lugar al surgimiento espontáneo de una driada,
que emergerá desde un principio con una figura y apariencia madura.
Tradicionalmente
existieron dos grandes grupos poblacionales de Driadas en Aranna, las Driadas
del Norte que aun habitan sobre los imponentes bosques de Ar-Menil y las
extintas Driadas del Sur que alguna vez habitaron sobre los bosques de
Nador-Gharadad, pero que sucumbieron ante las corruptas manos de los Dunadain
Negros, que en su proceso expansionismo marcaron como objetivo la erradicación
de las guardianes del bosque, este hecho ocurrido en la época de mayor
opulencia de aquel reino oscuro, tiene como consecuencia un desprecio
transgeneracional hacia los Dunadain Negros por parte de las Driadas, y una
desconfianza general a los humanos.
Las
driadas son guardianas y parte mismo del hábitat boscoso, y su desarrollo
social en medio de las arboledas tiene por características usuales a la
igualdad y la armonía, pues su amor común hacia la naturaleza sirve como factor
de cohesión y fraternidad, además de que visualizan a su propia raza en un pedestal,
considerándose las mas aptas guardianas de la naturaleza, al reconocer estas
virtudes en ellas mismas y en sus congeneres, desarrollan un especial respeto
mutuo.
En
las sociedades de driadas sobre los bosques, no existen jerarquías ni factores
de diferenciamiento social, solo existe el objetivo común de defender la
armonía de la naturaleza, no hay lugar para preocupaciones mundanas y
materialistas, bien presentes en otras razas como la humana y la elfica.
Pese
a que la apariencia juvenil de las driadas esta presente desde el mismo momento
en que se originan como entes terrenales, no ocurre lo mismo con su desarrollo
intelectual y emocional, pudiéndose comparar su estado mental inicial con el de
cualquier infante perteneciente a otra raza, es por esto que en el desarrollo
de las driadas como individuos, se hace necesaria la participación de sus
propias congeneres, y podría decirse que de la naturaleza misma.
Así
entonces, driadas experimentadas hacen las veces de “madrinas” para aquellas
recién llegadas al mundo, siendo participes esenciales en sus procesos de
enculturación y adaptación social, sirviendo de vehículos que les inculcan
tradiciones milenarias y terminan por hacerlas conscientes del papel protector
que cumplen en la existencia. Todo ello conduce a la creación de lazos
especiales entre madrinas y amadrinadas, que pese a que no existen entre las
driadas aspectos de diferenciación tan humanos como los apellidos, puede
decirse que constituyen al menos en un plano emocional, lazos de parentesco o
familiaridad.
La
religiosidad en las driadas se manifiesta en un grado marcadamente
individualista, podría decirse que cada una de ellas hace las veces de
especialista espiritual personal, y pese a que esta individualidad tiene como
consecuencia una gran diversidad en las expresiones religiosas, existen
parámetros definidos por su cultura que les han sido inculcados, siendo los
principales ideas como que sus actos a favor de la vida natural representan la
voluntad misma de la diosa Ahcap y que es una voluntad que deben respetar y
sobre la cual deberán rendir cuentas al finalizar su existencia mortal, o que
cada criatura por pequeña que sea merece respeto y comprensión.
Esta
enraizada idea en su imaginario que las lleva a considerar la preservación de la
naturaleza como una voluntad divina, las conduce a extender sus acciones hasta
los terrenos de la hostilidad o combatividad hacia aquellas razas arquetípicas
que tan usualmente explotan y agreden a los ordenes naturales, para ellas no
hay infracción ética o moral cuando expulsan a un humano o un skaven que
pretenda usufructuar su bosque, simplemente una acción justificada por su
religiosidad e inclinación ideológica
Si
bien existen factores ideológicos de clara cohesión, las driadas desarrollan
personalidades y gustos variados que terminan por forjar una identidad propia
para cada una de ellas. Cuando deciden abandonar el seno de sus bosques y
arboledas, tienen tendencia a presentarse como seres considerablemente curiosos
ante un mundo que se abre incógnito, demostrando inicialmente su poca
experiencia en interacciones sociales con las demás razas conscientes de
Aranna.
Las
driadas son casi el paradigma de la femineidad, aspecto que en conjunto con su
apariencia las convierte en seres que resultan de gran atractivo para los
hombres de diversas razas, especialmente las antropomorfas.
Las
driadas son seres de aspecto antropomorfo, mujeres de facciones y figuras
estilizadas cuya piel puede ir desde tonos verdosos a rosados o trigueños, en
términos generales podrían ser confundidas fácilmente con bellas mujeres
humanas si se encuentran en centros urbanos. Tienen tendencia a usar vestidos
suaves y vaporosos.
Pese
a una extendida creencia popular que las dibuja como seres etéreos o
espirituales, las driadas son entidades mortales de carne y hueso, aunque es
cierto que poseen una de las mas amplias longevidades en Aranna, presentándose
casos en los que casi han llegado al milenio de vida, casi la misma longevidad
que tiene el árbol mágico que les dio la vida.
Las
driadas no necesitan alimentarse, o al menos no en una manera convencional,
pues sus energías y nutrientes pueden obtenerlos entregándose al sueño sobre
tierras fértiles y húmedas, preferentemente al pie de un árbol frondoso.
Son
seres eminentemente con tendencia a la magia y con una empatia natural sin
precedentes, vulnerables en términos físicos.
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