El
termino aromaterapia indica el uso de esencias aromáticas, conocidas también
con el nombre de aceites esenciales o aceites volátiles, con objeto de asegurar
el bienestar integral del individuo, prevenir la enfermedad y curar los
padecimientos físicos mentales emocionales y espirituales.
Los
aceites esenciales son esencias no grasas, particularmente concentradas de
alguna de las partes de una planta: flor, resina, corteza, raíz, cáscara,
hojas, fruto.
Los
aceites esenciales son fracciones volátiles obtenidas de la planta mediante
destilación en corriente de vapor. Presentan una composición compleja. Son poco
solubles en soluciones acuosas. Estimulan intensamente el olfato, en cuanto se
volatilizan a temperatura ambiente.
Son
dos los principales métodos de extracción: destilación y expresión. En el
proceso de la destilación las gotas de esencia de una planta se obtienen
utilizando un alambique. El método de expresión esta basado en la presión en
frío de la cáscara y se usa particularmente en los cítricos. Los aceites
esenciales presentan una concentración extremadamente elevada. Por esta razón
su producción requiere de una gran cantidad de materia prima. Por ejemplo para
obtener 90 ml de aceite esencial de lavanda se requieren 100kg de la planta.
La
Aromaterapia ha estado presente en todas las civilizaciones del mundo antiguo,
desde la Mesopotámica y la Egipcia hasta la Griega y la Romana, donde su valor
fue equivalente al del oro y las piedras preciosas. Basta pensar en la magia de
capturar un aroma, perpetuarlo y ungir nuestro cuerpo con él.
En
este mundo antiguo, la aplicación de la aromaterapia fue básicamente en baños y
masajes. Estas civilizaciones entendían el valor de la medicina preventiva y en
este tenor la aromaterapia junto con el masaje general o zonal, esto es la
reflexología, juegan un papel decisivo para mantener al organismo sano.
Los
egipcios fueron los grandes comercializadores de los aceites esenciales,
permitieron un gran intercambio de ellos, por lo que ya desde la antigüedad la
variedad que se ofrecía era muy extensa.
En
Roma tenían una gran demanda, ya que no podemos olvidar la importancia política
y social que tenían los baños públicos, con sus salas para masaje y sus
selectas áreas privadas con baños aromáticos.
A la
caída del imperio romano, en occidente se pierde la tradición del baño. Era una
época de invasiones, de inestabilidad en todos los ámbitos, de asentamientos
humanos dispersos sin unidad política y mucho menos intercambio comercial.
En
oriente se preservaron las tradiciones y la producción y comercialización de
los aceites esenciales continuó. Una vez restablecido el orden en Europa y
gracias al intercambio cultural, que aportaron las cruzadas, la aromaterapia
regreso formalmente al viejo continente. Paso el tiempo y de la alquimia se
paso a la química. La humanidad estaba orgullosa, de poder extraer principios
activos del reino vegetal y poder integrarlos a un cuerpo vehicular (pastilla,
jarabe, solución inyectable) para ser suministrados a los pacientes. Pero la
forma de ver la enfermedad también cambio. La medicina tenía cada vez mas
simpatizantes, que la veían en forma correctiva y no en forma preventiva.
Los
aceites esenciales fueron relegados. Su aplicación era básicamente en la
industria de la perfumería y es así, como llegamos hasta el padre moderno de la
aromaterapia: Maurice Gatefossé, quien en 1937 tuvo un accidente en el
laboratorio, que le produjo fuertes quemaduras. Para confortarse, metió la mano
en una cubeta de aceite esencial de lavanda y quedo sorprendido por el confort
que le produjo, además de evitar el daño de la piel, lo uso como tratamiento de
la quemadura y vio que la regeneración fue asombrosa. Viviendo la experiencia
en carne propia, decidió investigar mas sobre las propiedades de los aceites
esenciales y sus aplicaciones terapéuticas.
En
su afán de promover su fabuloso descubrimiento, se enfrento con un público, que
ya estaba acostumbrado a recibir la curación en forma oral y son muy pocos los
aceites esenciales que se pueden ingerir. Debido a que la mejor manera de
beneficiarse de ellos era a través de masajes, La aromaterapia se limito a
tener un alcance solo en tratamientos dermatológicos y en la industria de la
perfumería.
No
obstante la aromaterapia empezó a tener seguidores, que obtuvieron beneficios
adicionales, a los meramente dermatológicos. En la actualidad, es reconocida
ampliamente y aplicada exitosamente en salas de masaje y en los mas costosos y
famosos SPA del mundo.
El
uso de los aromas y los aceites vegetales data de por lo menos 3500 años antes
de Cristo y fueron utilizados sobre el cuerpo como elementos curativos,
cicatrizantes, protectores de malos espíritus, y en los distintos rituales que
se llevaban a cabo. Por ejemplo, era muy común que antes de una contienda los
guerreros limpiaran y protegieran sus cuerpos con pequeños golpes, utilizando
ramas de albahaca, con el fin de alejar los malos espíritus que creían que
depositaban sus contrincantes en ellos.
Recientemente
en Irak, en el año 1975, se descubrió un esqueleto de alrededor de sesenta mil
años de antigüedad que tenía a su lado depósitos de polen de milenrama, hierba
cana y jacinto racimoso, plantas que aún cultivan y utilizan para curar los
campesinos de ese país.
Los
egipcios, griegos, romanos y chinos han tenido una gran incidencia en el
desarrollo de la aromaterapia en el mundo, y se han destacado grandes
investigadores como Teofrasto, considerado uno de los precursores en el uso
terapéutico de los aceites. En casi todos los antiguos cultos, desde el comienzo
de los tiempos los seres humanos se han sentido atraídos por los fascinantes
aromas de la naturaleza que, sabia como siempre, les ha indicado a través del
olfato los benéficos aportes para la curación de enfermedades del cuerpo y del
alma.
El
hombre primitivo tuvo que desarrollar sus poderes sensorio-intuitivos para
lograr la supervivencia. Es así como aparecen las hierbas, frutos y raíces
comestibles, a los que muy pronto les descubren poderes medicinales y mágicos.
También advirtieron que algunos aromas causaban euforia o excitación, y otros
podían inducirlos al sueño o a la meditación.
Podemos
considerar a los egipcios como los descubridores de la aromaterapia, pues según
Jean Valnet, utilizaron una forma primitiva de destilación para extraer los aceites
esenciales de las plantas, calentándolos en ollas de arcilla cuya boca era
recubierta con filtros de lino; al subir, el vapor traía consigo los aceites
esenciales y éstos quedaban impregnados en el filtro, el cual era estrujado
para obtener el aceite esencial que era utilizado en medicina y para todo tipo
de rito religioso. Registros arqueológicos documentan haber encontrado ollas de
destilación que se remontan a 3500 años a. C.
Los
griegos toman las experiencias egipcias y, como grandes alquimistas, purificaron
el sistema de destilación preservando la fragancia y pureza de los aceites,
pues para ellos las plantas aromáticas constituían una forma de vida que
incorporaban a sus baños, alimentos, ritos y magia, o en forma de ungüentos
para preservar la salud física y mental. Ya Hipócrates afirmaba que el baño y
masajes con aceites esenciales, aseguraban la longevidad.
Los
árabes, en el siglo XI, perfeccionaron el arte de la destilación para aislar
los principios activos de los aceites de las plantas, método que se atribuye al
famoso Avicena (médico, astrónomo, matemático y filósofo árabe), quien
introdujo el sistema de refrigeración en el proceso de destilación. Esto hizo
que el proceso de extracción de aceites esenciales tuviera menos desperdicios y
mayor pureza.
La
aromaterapia hace su inicio en el mundo moderno cuando, en el siglo XX, René
Maurice Gatefosse (químico francés), llamado "el padre de la aromaterapia
moderna", la incorpora a la medicina natural. Todo sucedió cuando,
trabajando en su laboratorio, tuvo grandes quemaduras en una mano y la sumergió
en un recipiente de aceite esencial de lavanda comprobando así los efectos
curativos, que no sólo le calmaron el dolor sino que evitaron la infección y no
dejaron rastro alguno del incidente.
También
en la aromaterapia moderna, en Milán (Italia), el Dr. Paolo Rovesti aliviaba la
depresión y estados de ansiedad haciendo oler a sus pacientes trocitos de
algodón embebidos en aceite esencial, estimulando su sistema límbico y
liberando así situaciones traumáticas.
El
médico y cirujano Jean Valnet aportó la mayor contribución a la aromaterapia
para ser valorada y reconocida como medicina capaz de curar. Utilizaba aceites
esenciales para las heridas y quemaduras de los soldados en la Segunda Guerra
Mundial, logrando con ello aliviar tanto problemas físicos como mentales en
pocos días, corroborando así la rapidez con que actúan los aceites en el
organismo.
En
cuanto a la aromaterapia holística, es pionera la bioquímica francesa
Margueritte Maury (austríaca de nacimiento), a quien no convencía suministrar
los aceites por vía oral; y basándose en las distintas formas de incorporarlos
al organismo, desarrolló una técnica de masaje aplicando aceite en los centros
nerviosos de la columna vertebral y en el rostro. Ella introdujo la proporción
de la fórmula específica de los aceites en cada cliente que visitaba su
gabinete para embellecerse y rejuvenecer; pudo comprobar así que en muchos de
ellos habían desaparecido dolores crónicos de cabeza, dolores reumáticos y
estados de insomnio, y que los efectos eran prolongados.
En
1962 y 1967, Margueritte Maury fue premiada internacionalmente por sus
investigaciones sobre los aceites esenciales y la cosmetología al servicio de
la salud.
0 comentarios:
Publicar un comentario