Cuenta la leyenda que en Salamanca, en la bocacalle de la
calle San Pablo, en la conocida "Cuesta de Carvajal" se sitúa "
La Cueva de Salamanca", donde el diablo tiempo atrás enseñaba mágicas
dotes oscuras.
Actualmente, la cueva de Salamanca se encuentra bajo lo poco
que queda de la Iglesia de San Cebrian o San Cipriano como es más conocida. San
Cipriano es actualmente el patrón de los magos y nigromante arrepentido.
Se dice que el diablo enseñaba sus artes desde el fondo de
la cueva bajo la forma de una mano apoyada en una silla, pero también se hablo
de que el maligno maestro no era sino que el sacristán del templo; lo que allí
se enseñaba como arte venia a ser: " astrología, geomancia, nigromancia,
artes mágicas y muchas otras..." dícese, que el aprendizaje de estas artes
era de siete años y que como los años siete eran los alumnos, acabado el
aprendizaje de las artes mágicas, uno de los siete alumnos por sorteo para que
el resto quedara libre, debía de estar al servicio del "diablo" para
siempre.
Aquí es donde entra nuestro "Marques de Villena" menos
conocido como "Don Enrique de Aragón", fue el alumno aventajado del
oscuro maestro, tan aventajado que el alumno superó al maestro, puesto que pensó
una manera de librarse de su pago con el "diablo o sacristán".
Dice la leyenda que en la sacristía había una gran tinaja
vieja y agrietada tapada con muchos utensilios el "Marques de
Villena" aprovecho una ocasión de verse solo y se metió en la tinaja
usando la magia aprendida para colocar de nuevo los utensilios tapando la
tinaja, y no contento con eso, dejo a la vista un poderoso libro de conjuros,
se rumoreaba que pudo ser "el libro de San Cipriano".
El Sacristán al ver que el marques no estaba pensó que uso el
libro para escapar y fue en su busca sin cerrar la puerta, es entonces cuando
el marques sale de la tinaja y sube las escaleras hasta la iglesia, por si el
maestro le viera se esconde tras unas cortinas de dicha iglesia, el sacristán
regresa con las manos vacías cerrando las puertas del templo "el Marques
de Villena" no se mueve de su escondite y espera con paciencia el paso de
la noche, al abrirse las puertas a primera hora para que la gente entre a rezar
Enrique se mete entre la gente y a la menor oportunidad sale por las puertas
del templo, el sacristán no llega a alcanzarlo pero su mano si consigue
alcanzar la sombra del marques que se queda sobre el suelo de la capilla.
Dice la leyenda que al escapar pierde junto con su sombra,
su "alma", se rumoreaba que una de las artes que aprendió es la de
"la inmortalidad" y que se paseaba por la ciudad sin sombra alguna.
Dícese que los alumnos de dicha cueva poseían el don de la
adivinación, el mal de ojo, controlaban las tempestades, sapos, lobos y
amenazaban con ello a la gente.
Tanta actividad hace que la cueva siga abierta hasta que
Isabel la Católica ordena tapiar la entrada de la cueva.
Al abandonarse por ruina la iglesia, con sus piedras, se
ayuda a la construcción de la catedral nueva y es entonces cuando se encuentra
la sacristía, puede que parte de su encanto se perdiera con el tiempo, pero lo
que nunca pierde es la manera en que la curiosidad del que la visita aumenta su
leyenda...
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