Principios básicos para ser felices
Una regla esencial para que nuestra vida sea dichosa es despertarse cada día pensando en algo positivo. Puede tratarse de alguna vivencia pasada, una idea sobre un proyecto personal, una salida con amigos, las ansias de continuar leyendo esa novela romántica que nos gusta. No importa qué sea, lo fundamental es despertar con una sonrisa.
Sólo así el día será diferente, porque lo único que tenemos al alcance de nuestra mano es nuestro presente… y no debemos desperdiciarlo con quejas, peleas o vicios que nos aíslen de la belleza de la vida. Podríamos enumerar infinitas cosas que nos pueden hacer felices; pero hemos elegido sólo tres principios que, poniéndolos en práctica, pueden ayudarnos a conseguirlo. ¡Suerte!
Ver el lado positivo de las cosas
Nada es perfecto y muchas veces se parece poco a cómo lo imaginábamos. Pero, cuidado, porque se vuelve peor si estamos cada día haciendo hincapié en esas imperfecciones. Cuando lo que tenemos -pareja, casa, trabajo, aspecto físico, etc.- dista mucho de lo que deseamos es cuando el malestar nos impide ser felices.
Entonces, nos quedan dos opciones, hacer algo para cambiar esa situación angustiante o ver el lado positivo de las cosas, y apreciar lo que tenemos a favor. No hablamos de conformismo, pero sí de valorar lo bueno. Sería como “ver la mitad llena del vaso y no la mitad vacía”.
Siempre hay una razón importante para transitar un camino imperfecto. A veces, se trata de superarnos; otras, de aprender una lección de vida.
Dar, recibir y agradecer
El egoísmo nos aleja de los demás. Es un sentimiento oscuro, negativo. Nos vuelve ermitaños en un mundo en el que las vivencias y experiencias compartidas con los demás pueden ser enriquecedoras para nosotros.
La verdad es que no existe la felicidad de tener algo para uno solo y no poder compartirlo con otra persona. Por ello, una regla para ser felices es “dar”, “compartir”, “obsequiar”… tal vez, diferentes aspectos de lo mismo.
Y así, como uno “da”, también encontrará alegría en “recibir”. Son las dos caras de una misma moneda, actos complementarios. Porque el que no es capaz de ofrecer nada, nada recibirá. Finalmente, no debemos olvidar ser agradecidos con quienes nos “dan” algo de sí mismos y no, cosas materiales. Es lo más difícil.
Desarrollar una pasión
El hombre es el único animal pensante y gracias a ello tiene el don de crear, de desarrollar y de expresar todo ese remolino interno que proviene del espíritu y la mente.
Qué mejor, por tanto, que poder construir nuestro camino hacia la felicidad haciendo lo que nos gusta. Cada uno de nosotros tenemos una pasión que nos completa, que puede hacernos dichosos.
¿Por qué no buscar la forma de llevarla a cabo y ponerla en práctica? Así, será el entusiasmo en ello lo que además nos hará felices, porque en el recorrido nos encontraremos con personas que sienten y desean lo mismo que nosotros. Y, sobre todo, nos enriqueceremos con las diferentes visiones y experiencias que los demás puedan aportarnos al ir desarrollando esa pasión.
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