El elemento aire es el encargado del pensamiento y la palabra; nos inspira y aconseja y agudiza nuestra mente. Los grandes descubrimientos, los inventos y las creaciones musicales fueron inspirados por el elemento aire.
Su vehículo son los vientos, las fragancias y las notas musicales. Evocan en nosotros recuerdos ancestrales y nos llevan a encontrar nuevas realidades Todo cuanto existe tuvo que ser pensado primero para cobrar vida posteriormente en el plano físico. El aire es el elemento de las ideas, la elocuencia, el movimiento dirigido hacia metas claras, la comunicación verbal y escrita. Cuando despertamos a los seres elementales del aire en nuestro interior, estamos creando un espacio para escuchar y ser escuchados; es el eco de la cima de una montaña que nos revitaliza e inspira con su aire freso.
El Aire se encuentra en todas partes aunque no lo veamos. Lo mismo sucede con las ideas, su principal correspondencia: toda creación o manifestación física ha venido antes de una idea, aunque no la veamos o no nos demos cuenta de ello. Según el Vangelo delle Streghe (El Evangelio de las Brujas), Diana (el nombre que recibe en dicha obra la Deidad primordial, que aunque tenga nombre femenino se considera una deidad andrógina) soñó primero con el mundo para luego separarse en dos: luz y oscuridad, materia y espíritu. Podríamos considerar una fase típicamente aire de la existencia este primer ejercicio de auto-conciencia de la deidad primordial en esta obra.
De la misma forma, todo comienza en nuestras vidas con una idea, un pensamiento, en definitiva, con la inspiración. Todos los pensamientos que conducen a manifestaciones son como ese instante previo al Big Bang.
La inspiración es la chispa del fuego. Para que el fuego (la manifestación) arda, debe haber aire. Sin oxígeno, las llamas se apagan. Toda la manifestación, por tanto, necesita de las ideas y de la inspiración para materializarse. Éste es el mensaje del elemento Aire.
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