El agua, aparte de ser una de las cosas más fundamentales para todo ser vivo de este planeta, también es un referente en lo que la magia y mancias se refiere.Es el elemento de los sentamientos, las emociones, el amor, los sueños, el inconsciente y el poder de la intuición. Nos habla del corazón mismo del ser humano; de los deseos y temores ocultos en el fondo del lago. Trabajar con el agua es atrever a sumergirnos y descubrir lo que hay en el fondo de nuestro corazón, Es dejarnos llevar por la intuición y percibir los sutiles cambios de la naturaleza.
El elemento agua está relacionado con la inspiración espiritual, con la meditación, los estados de trance y la imaginación creativa. La literatura, los cuentos y la pintura nos ayudan a entrar en contacto con el elemento agua, percibiendo la realidad de diferentes maneras. Cuando despertamos a los seres elementales de las aguas en nuestro interior estamos creando un lago mágico al cual acudir a pedir deseos, hacer consultas, pedir orientación mágica y espiritual; enfrentar a los monstruos que duermen bajo el agua y observar nuestro reflejo.
También se practican ciertas artes adivinatorias con este elemento, es por ejemplo en la hidromancia donde desde antaño, se ha considerado al agua como un componente mágico, ideal para bendiciones o curaciones. Los balnearios de aguas termales, los lagos, ríos, estanques y fuentes siempre han estado rodeados de una fama especial por sus poderes positivos. Por ejemplo en gran parte de la Europa antigua se pensaba que los manantiales y sitios con agua estaban guardados por una ninfa o diosa, generalmente Bride (Santa Brigida para los cristianos). Por tanto, es un elemento que tiene muchas veces presencia en los métodos de adivinación. La hidromancia se trata así de la adivinación y descubrimiento de hechos misteriosos a través del agua, basándose en sus corrientes, color y flujo. El brillo del agua favorece la aparición de formas, siendo estas visiones muy subjetivas.
El uso de la hidromancia esta bastante extendido desde las primeras civilizaciones; por ejemplo los hebreos ya la utilizaban para sus consultas adivinatorias. La mayoria de las sacerdotisas de los templos de las culturas más antiguas estaban dotadas para saber usar los poderes mágicos del agua para la adivinación a través del agua. Tras un baño ritual, se les trasladaba a un sitio de agua tranquila y allí, usando el agua como espejo, eran capaces de visualizar cosas que estaban ocurriendo aunque fuera a mucha distancia de donde se encontraban.
Antiguamente se tiraban tres piedras en un agua tranquila y se contaban las ondas que se producían. Si el número salía impar, se interpretaba como algo positivo. De ahí se pasó a observar el agua en un recipiente o tazón, y esto fue el precedente de la observación a través de la bola de cristal, ya que, al igual que en esta, aparecen figuras y formas. De todas formas, el método de tirar los guijarros no es el único dentro de la hidromancia, ya que hay muchos más.
Desde tiempos remotos existen varios y distintos, fundamentalmente practicados por los germanos. Cuando se iba a las costas, se observaba atentamente el mar, siempre que no estuviera totalmente calmado, y se interpretaba el movimiento de las olas, su tamaño y agitación, fijándose especialmente en las figuras de la espuma. Se valoraba de forma especial el color que ese día presentara el mar. Tras una invocación, en el agua aparecía escrito a la inversa el nombre de una persona o de un objeto sobre los que se preguntaba. Las germanas también inspeccionaban los torbellinos que se formaban en los golfos de los ríos, y de ahí interpretaban los hechos futuros. Si un hombre sospechaba que su mujer le había sido infiel y que el hijo que ella esperaba no era suyo, una vez nacido el niño se arrojaba este al Rhin, y si lograba flotar se daba por hecho que era de él. Si la criatura se iba hacia el fondo, se tomaba por bastardo. Se llenaba un vaso con agua y el hechicero o consultante cogía un hilo del cual colgaba un anillo suspendido. Según el numero de veces que el anillo golpeaba el vaso, así se interpretaba la consulta. Se colocaba agua en un recipiente de cristal. Se añadía una gota de aceite y dependiendo de las formas que adoptara la gota extendiendose sobre el agua, así se interpretaba lo que se viera. Otra forma de hidromancia era echar agua en un cazo y pronunciar las preguntas para consultar el futuro, se hervía el agua y dependiendo del agua que saliera por los bordes, así quería decir una cosa u otra.
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