La malva es una planta abundante y fácil de reconocer que ofrece al caminante, entre otras cosas, alimento y alivio para la tos.
Al parecer las hojas de malva se han usado como sucedáneo del tabaco, solas o mezcladas con orégano. También se puede obtener de ellas un tinte de color verde. Es una planta mágica, utilizada en exorcismos y otros rituales.
Por otra parte, en algunos lugares los niños se comen sus frutos a los que llaman panecillos o quesitos.
La malva es rica en mucílagos, lo cual la hace útil en diversos tipos de irritaciones por sus propiedades como emoliente (calma la piel y las mucosas inflamadas) y laxante (facilita la evacuación de las heces).
En uso externo en forma de compresas o cataplasmas se puede emplear para tratar irritaciones de la piel como eccemas, acné, furúnculos, etc.
La infusión de malva se puede emplear además contra las inflamaciones de la boca y garganta haciendo enjuagues y gargarismos.
El té se usa además en afecciones pulmonares como tos, bronquitis o asma ya que es expectorante (favorece la expulsión de secreciones de los pulmones y la faringe) y antitusígeno (calma la tos y la irritación de la faringe).
En caso de estreñimiento también es muy recomendable ya que es un laxante suave.
Se pueden utilizar las flores, las hojas o la planta entera recogida durante julio y agosto.
La infusión se prepara con dos cucharadas de planta por tacita, que sirve tanto para hacer gargarismos como para beber endulzada preferiblemente con miel. Se toman dos o tres tacitas al día.
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