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Blogumulus by Roy Tanck and Amanda Fazani

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La leyenda de la Santa Compaña es española, concretamente gallega. Galicia es famosa por sus leyendas y tradiciones celtas y la de La Santa Compaña es una de las más conocidas.

Según cuenta la tradición, la Santa compaña es una procesión de muertos que vagan por los caminos durante la noche. Acostumbran a caminar en dos hileras, descalzos y envueltos en sudarios y les precede un intenso olor a cera quemada procedente de los cirios que portan (según algunos, estos cirios no pueden ser vistos por ojos humanos).

Al frente de la comitiva camina un vivo, con una cruz de madera y un caldero de agua bendita y está condenado a preceder todas las noches a la Santa Compaña, sin mirar nunca atrás, hasta que se encuentren con otra persona viva que le sustituya.

Durante el día, el portador de la cruz y el agua bendita hace vida normal y no recuerda lo que ha hecho durante la noche. Pero, por la falta de descanso, irá palideciendo y adelgazando sin que nadie sepa dar razón de la enfermedad que le aqueja y que acabará llevándole a la tumba si no es sustituido antes por otro desafortunado.

Algunos dicen que dependía quién fuera el patrón del pueblo, bien fuera santo o santa, para que entonces tuviera que ser un hombre o una mujer la que tuviera que llevar la cruz. De esto sólo he obtenido información en los artículos, no es algo que haya escuchado de boca de un quintelano.

Un aspecto en lo que sí coinciden todas las leyendas, es que pasada la noche y volviendo la luz del día a reinar en el lugar, el portador no recordaba nada de lo que había ocurrido la noche anterior pudiendo despertarse en cualquier lugar. Los lugareños de Quintela y alrededores aseguran que no se podía despertar a la persona que estaba portando la cruz mientras estaba vagando por las calles con las ánimas pues su vida podía correr peligro.

El secreto para reconocer a aquellos que están portando  la cruz es que, con el paso de los días, comienzan a tener un aspecto más bien taciturno, de extrema delgadez y palidez que va recordando al abandono de la vida para acercarse a la muerte. Esto se debe a que una vez que porte la cruz, noche tras noche tendrá que acudir junto con la comitiva sin posibilidad de descanso, sus noches ahora serán de la Santa Compaña.

Sólo podrá salvarse de la Santa Compaña si la muerte acude a su encuentro o bien, si en este recorrido otro hombre o mujer es sorprendido, librando de la carga al portador y convirtiéndose él en el nuevo portador. Algunas leyendas dicen que durante este tránsito las ánimas van realizando sus rezos o unos profundos cánticos fúnebres que acompañan con el toque de la campanilla cuando así es preciso.

Parece que esto es una absoluta certeza para todos aquellos que escucharon hablar de la Santa Compaña, para aquellos que conocieron a alguien que portó esa cruz e incluso para diferentes leyendas.

Los animales pueden ver a esta comitiva. Los perros, por ejemplo, comienzan a ladrar lo que parece que es a la nada, se inquietan, se ponen nerviosos, no saben que hacer y no pueden parar de ladrar cuando, de repente, se paran, se sientan y sólo observan. Uno sólo puede preguntarse ¿Qué ha pasado? Y es entonces cuando uno lo habla con sus mayores y le empiezan a contar…

Se dice que la Santa Compaña vaga todas las noches para anunciar la muerte de alguien, reclamar su alma o recordar a algún vivo algún error cometido o alguna promesa incumplida.

Cada leyenda tiene su propuesta de protección, la que yo conocía es que uno debe de dibujar un círculo en el suelo alrededor de uno y, por todos los medios, evitar mirar a las almas ya sea cerrando los ojos, mirando hacia el suelo o incluso tumbándose boca abajo.

Además, si puedes esperar a que terminen de pasar rezando tus mejores oraciones para que te protejan mejor que mejor, de esta manera tampoco escucharás lo que dicen ni tendrás la tentación de mirar.

Otros dicen que uno se eche a correr todo lo posible para evitar que le cojan y sin duda alguna, si uno tiene la facultad de verlos por nada del mundo se acepte nada de ellos, ni la vela, ni el candil ni nada que puedan darle porque entonces uno quedará condenado.

Si hay algún crucero “cruceiro” de caminos en el lugar donde te encuentras, dirígete a toda prisa hacia él pues ese lugar es sagrado, un lugar donde no podrán capturar tu alma.


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Catherine Deshayes (1640-1680)

Muchas han sido las mujeres que a lo largo de la historia han sido condenadas por brujas. Desde un inofensivo elixir de amor hasta una peligrosa y macabra magia negra, algunas de estas mujeres se movieron en terrenos pantanosos. En la esplendorosa Francia del Rey Sol, se vivió uno de los episodios más oscuros de la historia de la brujería, no en vano, dicho lamentable capítulo fue definido como el “Asunto de los venenos”. Más de 300 personas, muchas de ellas de alta alcurnia, demasiado cercanas al rey, fueron inculpadas, por cómplices, hacedores o impulsores de las más terribles actividades brujeriles. Una mujer, impasible, imperturbable, fue detenida a las puertas de una iglesia. Conocida como la Voisin, fue quemada viva por sus reiteradas actividades lucrativas relacionadas con embrujos, elixires, ritos de magia negra, abortos, asesinatos y envenenamientos.

De Catherine Deshayes, nacida en Francia en 1640, poco o nada se sabe sobre sus orígenes. La historia la encuentra casada con un joyero llamado Antoine Monvoisin, con el que tuvo al menos una hija, Marie-Marguerite Monvoisin, quien tendría también un papel destacado en el asunto de los venenos.

Parece ser que Catherine inició sus actividades como curandera tras la ruina de la joyería de su marido. Sostuvo la economía familiar con la lectura del futuro a partir de los rasgos faciales y de las manos. Pero la fama de Catherine se fue extendiendo a medida que sus sortilegios y embrujos parecían surtir el efecto deseado. Sus conocimientos de medicina y de hierbas y ungüentos la hicieron famosa hasta el punto de que un reguero de mujeres y hombres acudían diariamente en petición de ayuda.

Sus métodos pronto derivaron en extrañas fórmulas que hacían desaparecer en incomprensibles circunstancias a aquellos que amargaban la vida de sus desesperadas clientas, porque ellas, las mujeres de la alta nobleza, se convirtieron en las más asiduas visitantes del extraño hogar de la Voisin.

Pero Catherine no era un caso aislado en la Francia del siglo XVII. Las misteriosas muertes por envenenamiento o intoxicación que se sucedían en París en aquellos tiempos hicieron sospechar a la policía de que aquello no podía ser obra de una sola persona ni fruto de la casualidad. El 8 de marzo de 1679, Luis XIV ordenaba la creación de una corte especial conocida como al Chambre Ardente y dirigida por el teniente Nicolas de La Reyne, que intentara dilucidar aquellos supuestos y extraños crímenes.

Tras unas cuantas detenciones, le tocó el turno a La Voisin. En 1679, tras asistir a la misa del domingo, Catherine fue detenida. La Reyne sospechó de ella al encontrar en su casa de la rue Beauregard un pabellón con las paredes tapizadas de negro y un altar decorado con una cruz y velas negras.

La detención de Catherine, junto con Marie Bosse y Adam Coeuret, daría un giro a la investigación. Acusándose unos a otros, “confesaron haber hecho abortar a un número elevadísimo de mujeres, haber envenenado por encargo a diversas personas, haber practicado magia negra y haber organizado ritos satánicos y misas sacrílegas en el curso de las cuales se sacrificaba recién nacidos”.

Durante el proceso de Catherine, nombres cercados a la corte del rey provocaron aún más problemas a los investigadores. Uno de esos nombres era el de la favorita del rey, Madame de Montespan, quien según La Voisin, había sido cómplice de sus actividades demoníacas en más de una ocasión.

El final de Catherine estaba claro. Fue condenada a ser quemada viva. El 22 de febrero de 1680, el castigo se cumplió en la plaza de la Grève a manos de un verdugo que muchos afirmaron que había sido su propio amante.

La muerte de la Voisin desató de repente la lengua de los demás acusados. Muchos de ellos volvieron a nombrar a la favorita real. Luis XIV intentó sin éxito quemar todas las pruebas inculpatorias contra su favorita. Cuando en 1682 se disolvía la Cámara Ardiente, habían sido encarceladas o ejecutadas todas aquellas personas que mencionaron en algún momento del proceso el nombre de Athenaïs de Montespan.

Catherine Deshayes fue una de los más de 300 nombres incluidos en el vergonzoso asunto de los venenos, aunque fue quizás el nombre más conocido, no en vano “quedó su legendario recuerdo como reina de las brujas”

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La palabra japonesa zen significa meditación.

Define una de las escuelas del Budismo del Japón que privilegia la práctica de la meditación sentada que se remonta a la experiencia del Buda Shakyamuni el que, hace dos mil quinientos años, realizó el despertar. Esta práctica contiene la esencia de su enseñanza, cuyo mensaje tiene una dimensión universal.

El zen consiste esencialmente en la práctica de zazen.

El zen no se basa en ningún dogma ni en ninguna ideología. El simple conocimiento de los textos no es suficiente para comprender el zen. El zen propone una práctica-realización experimental, zazen, que abre un acceso directo al conocimiento íntimo de uno mismo.

Esta práctica nos ha sido transmitida por generaciones de maestros, de maestro a discípulo, de persona a persona.

El monje indio Bodhidharma llevó la práctica de la meditación  zen a China en el siglo quinto de nuestra era. En el siglo 13, el zen llegó a Japón introducido por Eihei Dogen. Taisen Deshimaru fue a Francia en 1967 y llevó la práctica del zen como le había pedido su maestro Kodo Sawaki al final de su vida. Puso su fuerza y energía en esta práctica. El zen marca con su huella todos los momentos de la vida. Así zazen es el aprendizaje de una sabiduría que se expresa en cada instante: respirando, andando, durmiendo, comiendo, trabajando, pensando, viviendo en armonía con los otros y con el entorno.
Si verdaderamente deseáis realizar lo que es el zen, ¡apagad vuestro ordenador!

Coged un cojín de 20 a 30 cm. de alto, colocadlo a un metro de la pared de vuestra habitación y sentaros sobre él cara a la pared.

Cruzad las piernas delante de vosotros de forma que las rodillas se apoyen en el suelo, lo mejor es colocar el pie derecho sobre el muslo izquierdo, el pie izquierdo contra el cojín. También podéis colocar el pie izquierdo sobre el muslo derecho. Poned después vuestra mano izquierda sobre vuestra mano derecha, las palmas hacia arriba, la punta de los dedos se unen formando con los índices un hermoso óvalo. Los pulgares están horizontales, el canto de las manos está colocado contra el bajo vientre. A partir de aquí enderezad la columna vertebral y estirad la nuca como si quisierais empujar el cielo con la cabeza. Recoged la barbilla. La nariz debe estar en la vertical del ombligo, las orejas en la vertical de los hombros y la mirada  posada a un metro delante de vosotros en el suelo.
   
A continuación cuando estéis bien establecidos en vuestra postura poned atención a la respiración. Observad la inspiración cuando se produce. Estad atentos a la sensación del aire que pasa por las narinas. Sin hacer retenciones, comenzad a espirar lentamente dejando que la espiración vaya hasta el final.

Permaneced tranquilamente sentados sin pensar en nada especial. No busquéis hacer el vacío en vuestra mente. Dejad pasar los pensamientos tras haber tomado consciencia un instante y volved la atención a la postura del cuerpo y a la respiración. Así vuestra mente perfectamente consciente de lo que pasa, no se estanca en nada y está disponible para acoger la novedad de cada instante sin dejarse llevar por ella. Es lo que el maestro Dogen llamaba hishiryo: dejar los pensamientos surgir del no pensamiento y volver a él.

La esencia del Zen está ahí en esta práctica shikantaza en la que nos concentramos en el hecho de estar sentados y respirar con un espíritu mushotoku, sin deseo de provecho, sin fin, sin elección ni rechazo. Esta práctica que acabáis de experimentar es zazen

Vivir una vida no separada de los otros ni del universo.

En el zen, el ideal y la realidad no están separados. Son como la cara y el envés de una hoja de papel. El ideal se realiza en la vida cotidiana. El zen no recomienda retirarse del mundo, sino al contrario practicar con los otros y estar activo en el mundo del trabajo. En el trabajo, el espíritu de zazen, es el amor al trabajo bien hecho, a la concentración aquí y ahora para cumplir lo mejor posible la tarea, sin egoísmo, el resultado viene dado por añadidura. Así, el samu, el trabajo manual se efectúa en los dojos y templos zen respetando el entorno como un servicio dado a la comunidad.

La vida cotidiana es la Vía de Buda. El zen no es un moralismo. No es ni moral ni amoral. La práctica de zazen permite encontrar en uno mismo, despertándose a la realidad de mujo, la impermanencia y la interdependencia de todo, la fuente de los preceptos. Por ejemplo no matar, no significa solamente quitar la vida a alguien, lo que sería como matarse a uno mismo, sino también continuar la vida de Buda, continuar practicando zazen. No robar, no es tomar lo que no os pertenece, pues nada nos pertenece definitivamente, llegamos desnudos a esta tierra  y no podemos llevar nada a nuestra tumba. Durante zazen el espíritu y los objetos son uno. No hay nada que conseguir, nada que robar, tampoco nada que rechazar. No mentir, es verse tal como uno es, sin ilusionarse y sin ilusionar  a los otros. No codiciar, es tener pocos deseos, el objeto del deseo se escapa sin cesar.

La percepción de nuestra solidaridad con el universo es la fuente espiritual de una verdadera ecología. La práctica de zazen reduce el estado de frustración y de agresividad, que son causas de violencia , libera de la ilusión del ego. El espíritu de compasión aumenta. El bodhisattva, que practica zazen comprende el sufrimiento de todos los seres sensibles. Evita crear sufrimiento y ayuda a resolverlo.

Os dejo un vídeo, espero que os guste. Os recuerdo que debéis parar la música que suena de fondo en el blog, podéis hacerlo a la derecha de blog en MI RINCON RADIO.

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Los cinco niveles de actividad mágica:

La HECHICERÍA es magia simple que depende de las conexiones ocultas existentes entre los fenómenos físicos. La Hechicería es un arte mecánico que no requiere la teoría de que existe una conexión entre la mente del operador y el objetivo. Sin embargo, cualquier efecto que surja de tal conexión se puede considerar como un beneficio adicional. Al trabajar en el nivel de hechicería el mago crea artefactos, herramientas e instrumentos que interactúan mágicamente con el mundo físico y que se pueden volver a usar de maneras más sutiles en los otros niveles. El trabajo a nivel de hechicería se debe realizar en forma completa, pues aunque sus prácticas parecen simples, son la base sobre la cual descansa el trabajo a niveles superiores.

La MAGIA CHAMÁNICA funciona a nivel de trance, visiones, imaginación y sueños. Ésta abre el subconsciente del mago, anulando el censor síquico con diferentes técnicas. El mago enfrenta un considerable peligro a este nivel, y puede que deba recurrir con frecuencia a técnicas de hechicería o rituales de descarga si se ve amenazado por la obsesión o el agotamiento.

La MAGIA RITUAL combina las habilidades desarrolladas en los niveles de Hechicería y Chamánico. El mago une el uso de herramientas del nivel de Hechicería con los poderes subconscientes liberados en los niveles chamánicos y combina su uso de manera disciplinada y controlada.

La MAGIA ASTRAL se realiza mediante visualización y estados alterados de conciencia o gnosis, únicamente. No se usa parafernalia física, aunque las herramientas e instrumentos de los niveles anteriores se pueden usar en la forma de imágenes visualizadas. Probablemente al principio el mago requerirá aislamiento, silencio, oscuridad y un esfuerzo considerable de concentración y trance para tener éxito con esta magia, pero con práctica podrá ejecutarla en cualquier lugar.

La ALTA MAGIA es lo que ocurre cuando no existen impedimentos para el efecto mágico de la voluntad, ni barreras para la clarividencia y presciencia directas, ni separación entre el mago y cualquier forma de armonía o conciencia en la que desee entrar. Para la mayoría de las personas, los portales de la Alta Magia sólo se abren en unos pocos momentos clave durante el curso de una vida. A medida que el mago avanza en su entrenamiento, el impulso que adquiere hará que se abran más a menudo las puertas a lo milagroso. Aquí no se entregan procedimientos para las cinco conjuraciones de Alta Magia. La Alta Magia representa el punto en que la técnica cede el paso al genio intuitivo, y cada uno debe intuir la llave para desencadenar esos poderes para sí mismo
Peter Carroll


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Te conjuro, espíritu del Mal, para que no te acerques a este blog, ni a su autor, ni a su familia; y que te alejes de esta medalla de San Benito bajo cuya protección y amparo ha sido colocada; en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene. Asimismo, que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del Adversario, todo el poder del Diablo, todos los ataques e ilusiones de Satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo. Amén. Así sea.