El misterio de las hadas
Arthur
Conan Doyle
Prólogo
y epílogo de Christopher y Letitia Clemens
Traducción
de Jerónimo Sahagún
Colección
Hesperus
Palma
de Mallorca: José J. de Olañeta, Editor
En
1917 dos niñas de un pueblo de Inglaterra declararon haber visto hadas y para
demostrarlo, presentaron unas fotografías que causaron una conmoción tal que, a
partir de ese momento, numerosos expertos y especialistas las usaron para
defender sus teorías. Uno de los que opinaron más vehementemente fue Arthur
Conan Doyle, entonces conocido ya por sus novelas policíacas, quien se lanzó,
cual inspector en caso rutinario, a reunir pruebas que documentaran el caso.
Naturalmente
que Conan Doyle deseaba brindar al público general pruebas a favor de las
hadas. El escritor que, tras la trágica muerte de varios de sus familiares,
había abandonado el catolicismo para hacerse confeso del espiritismo, juntó
todos los testimonios posibles, desde cartas, las propias fotos, declaraciones
de gente y teorías teosóficas, para mostrar al lector las pruebas de un
fenómeno sin duda sorprendente. Que este fenómeno tan extraordinario pudiera
captarse a través de la tecnología que brindaba la cámara fotográfica,
resultaba algo que confirmaba el poder de la ciencia, tan defendido por los
teóricos y practicantes de diversas religiones y concepciones alternativas.
Este delicioso libro no solamente presenta pruebas de la existencia de las
hadas, sino que establece, en función de las pruebas objetivas, como llama
Conan Doyle a sus entrevistados, toda una tipología de seres maravillosos.
Si a
alguien esto le parece una broma, un simple truco fotográfico, el apéndice
invita a la duda, pues explica cómo a principios de los años ochenta, los
negativos fueron dados a examinar a uno de los mejores especialistas de la casa
Kodak, quien no supo desvelar el misterio que encerraban. De las niñas que
hicieron las fotografías, acosadas hasta el final de sus días por curiosos y
periodistas, una de ellas dijo que simplemente recortaron fotos de revistas y
las colocaron estratégicamente en la naturaleza, mientras la otra afirmaba que
no, que las apariciones fueron ciertas.
Un
libro para entusiastas de los seres maravillosos y también para curiosos que se
dejan sorprender. No es extraño que el descubrimiento de estos seres sumiera en
el desconcierto a la gente durante años, como dice Conan Doyle. Si
verdaderamente conseguimos probar que, en la superficie de nuestro planeta,
existe una población tan numerosa como la de la especie humana, que hace su
vida como le place y que se distingue de nosotros por la simple diferencia de
la frecuencia de sus vibraciones, las consecuencias de nuestro descubrimiento
son difíciles de imaginar.
Se
halla una gran cantidad de información que habla sobre ellas, desde las Parcas
de la cultura Romana o las Moiras griegas o la combinación de estas últimas
dando origen a las Fatas, que posteriormente dieron nombre a las Hadas, las
cuales son una especie de “divinidades” femeninas que protegen, controlan e
intervienen en la vida del hombre; también está el pueblo celta que fue el
primero en defender la teoría de que las hadas descienden de los ángeles
rebeldes que se refugiaron en los mares, montes y ríos cuando fueron expulsados
del cielo; así como los escritos medievales de la época de los caballeros y el
Tratado de las Ninfas, Sirenas, Pigmeos y Otros Seres del médico Paracelso,
primer escritor que describe con profundidad a estos seres.
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