Muy curioso es el misticismo y
leyendas que rodean a la violeta, a cuya precoz floración se le ha intentado
dar una explicación mágica en la mitología clásica.
Así, en Grecia, se contaba que las violetas nacieron de la
sangre de Atis, cuando en un acto de locura se autocastró bajo un pino. En la
antigua Roma seguía un significado parecido la leyenda que sitúa su origen en
lágrimas caídas del cielo que reflejan la alegría que los dioses sintieron
cuando hicieron las estaciones del año. Cuentan que después de haber creado los
dioses el invierno, de un soplo apartaron las nieves y la hierba comenzó a
nacer, las aguas de los arroyos a correr y el sol a salir entre las nubes. Ante
el espectáculo los dioses comenzaron a llorar de alegría y éstas lágrimas
cayeron sobre la tierra, brotando de ellas las violetas, de aquí que también
sean llamadas como “lágrimas de los dioses”. Bello nombre para unas bellas
flores.
Ignacio Abella en su libro “La
Magia de las Plantas” relata como en los cuentos populares la violeta aparece
como símbolo del misterio que nos atrae a los más profundo y recóndito de los
bosques. Este mismo autor refiere como la diosa Proserpina estaba recogiendo
narcisos y violetas cuando fue raptada a las regiones infernales. Interpretando
el autor que es posible que en la mitología clásica tanto los narcisos como las
violetas representen señales o puertas hacia el más allá y no solo la
interpretación estacional o temporal con que se asocia el despertar de estas
flores cuando despierta el invierno de su sueño y la vegetación reaparece en la
primavera. Apoya su tesis de la interpretación esotérica de que las violetas
eran consideradas un símbolo para abrir las puertas del más allá, el hecho de
que en las rosalías romanas (también llamadas violarías) se ofrendaba a los
espíritus de los muertos rosas y violetas sobre sus tumbas.
Más modernamente también hemos
encontrado otros misticismos relacionados con la violeta. Así en la Edad Media,
en el sur de Alemania, era costumbre atar en un mástil la primera violeta
encontrada y bailar a su alrededor para dar la bienvenida a esta estación del
año. En la tradición Cristiana también está presente la violeta y se cuenta que
San Bernardo la llamó “la flor de la humildad”, siendo adoptada como símbolo de
la Virgen María como representación suprema de la humildad en la Tierra.
En la alquimia también tenía sus
atributos secretos la violeta y así en la pintura de Florentino Piero de Cosino
(1462-1521) llamada “La muerte de Procris” y que se considera está llena de
mensajes alquímicos, aparece representada en la margen inferior izquierda del
cuadro esta planta en floración.
En la composición química de la violeta se cuentan sustancias como
odoratina, saponinas, ácidos orgánicos, algunos alcaloides, ácido salicílico,
violamina y mucílago. Esta planta tiene la característica particular de ser
expectorante y tener al mismo tiempo un muy buen efecto hipotensor, balsámico y antitusivo. Algunas partes de la violeta también poseen cualidades como
desinflamatorio, analgésico,
antipirético y agente vomitivo.
La violeta (Viola odorata) tiene usos medicinales y comestibles,
utilizándose tanto las flores como las hojas para elaborar un jarabe
tradicional de la medicina alternativa
o natural para tratar las enfermedades
respiratorias asociadas a la congestión, tos y dolor de garganta.
1 comentarios:
Hermoso todo y muy útil
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